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16/9/12

Dos tipos de escritores: el "descubridor" y el "ingeniero"

En mis inicios como cuentista, escribía historias sin saber para dónde iba. Es decir, descubría de qué trataba la historia a medida que la escribía. Tengo muchos cuentos así, algunos son interesantes, otros ni tanto, y alguno que otro está en la categoría de pestilente. De todo lo que he escrito, creo que hay una o dos historias escritas en esta modalidad que me hacen sentir satisfecho. Y paremos de contar.

Los descubridores como Stephen King son expertos en desarrollo de personajes. Definen un ambiente, un punto de partida, un conflicto general y uno interno... en resumen, ubican a sus personajes (complejos) en un ambiente propicio para que ocurran cosas, y se lanzan a escribir esa historia, la dejan fluir. Si llegan a un punto donde no hay donde más avanzar, escriben FIN o retroceden a algún punto de la historia donde puedan tomar una decisión diferente y reescriben a partir de ahí.

Mi novela corta Sordomudo (se puede leer gratis online) salió así, y es de las pocas que me satisfacen. Tenía una idea general de lo que quería lograr, un personaje excepcional y un mundo válido donde comenzar la historia. Y simplemente la escribí de principio a fin sin saber a dónde iba a llegar. Una vez que llegué a ese fin, regresé sobre mis pasos y edité, arreglé, agregué y quité. Nadie, mijo NADIE, escribe-descubre una historia que no necesita ser editada. La historia evoluciona y a veces es necesario retocar en retrospectiva.

Otra novela que nació estructurada y se transformó en descubrimiento a medida que la escribíamos es Psique. La escribí a cuatro manos con Sergio Amira y fue un tremendo esfuerzo de trabajo en equipo y edición constante a medida que la escribíamos. Demoramos casi dos años en terminarla, descubriendo el camino a medida que lo escribíamos, a veces planificando algunos puntos importantes de la historia.

Con el pasar de los años, y al reconocer los pobres resultados de mi escritura descubridora, inicié un arduo y extenuante proceso para encontrar la manera de estructurar una historia antes de escribirla. De hecho tengo algunos esqueletos de historias construidos con este modelo ingenieril que me llaman de vez en cuando a revisarlas, a mirar nuevos ángulos, a quitar ideas y agregar otras. De ésas, aún no escribo ninguna. Es una confesión penosa y lo admito.

Así fue que el año 2011 reconocí que tampoco puedo estructurar la historia milímetro a milímetro, pues es como si ya la hubiera escrito y no tiene ninguna gracia escribirla en serio. De verdad, tanto trabajo para definir acciones y elementos de la historia no me dejan fuerza suficiente para escribirla realmente.

Y llegué a un punto medio que me acomoda y ha rendido frutos. Hago un poco de ingeniería con el logline, defino el ambiente, los personajes (a grandes rasgos) y la estructura general de la historia en siete pasos. Esto ocupa una carilla, tal vez una y media, pero no más que eso. Así reconozco contradicciones o problemas y puedo tomar algunas decisiones antes de escribir. Y luego me dedico a descubrir los detalles finos y sabrosos de la historia dentro de ese marco general que tracé.

En un próximo post publicaré un ejemplo práctico figurado.

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