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30/8/12

Cumpliendo las promesas que se hacen a los lectores [Escribir Novela]

Es una pelea compleja con tu propio sentido del espectáculo y el dramatismo. Cada vez que creas las condiciones para que algo ocurra, tienes que hacer que ocurra, y no se trata de un acto específico por parte de un personaje, sino de una relación de sucesos y caracteres que confluyen en el clímax.


Cuando no cumples la promesa que haces al lector, este se siente defraudado. Es lo mismo que si le mintieras, y pronto dejan de creer en ti (como autor/a). No le mientas al lector, prometiendo un tipo de historia que no será, ni un tipo de resolución que en algún punto se modificará por tu conveniencia.

Veamos algunos ejemplos.

La promesa


Tu protagonista es malabarista, a veces se le caen los objetos, pero no es un problema porque lo hace para ganar algunas monedas en los semáforos.

La historia comienza con un atentado al Edificio Titanium, el gobierno insiste en que el culpable es un aparato terrorista nacional y va contra mapuches, estudiantes y anarquistas con todo el poder de las fuerzas armadas. Tu protagonista comenta en las redes sociales que el atentado es demasiado parecido al de las Torres Gemelas y que probablemente es un auto-atentado disfrazado. Su comentario se difunde por todo Chile, personas que pensaban lo mismo y no se atrevían a decirlo, simplemente lo replican. Como consecuencia, tu protagonista se transforma en Enemigo Público Nº1, cabecilla de una célula terrorista, los medios hacen eco de la voz del gobierno.

La promesa de esta historia es que habrá persecuciones, mentiras mezcladas con verdades desde ambos bandos, una lucha comunicacional. El protagonista vivirá en carne propia el residuo más amargo del golpe de Estado de 1973, que solo conoce de oídas. La historia se repite, siguiendo un patrón más ordenado y planificado durante décadas. El protagonista es testigo y paulatinamente partícipe de todo esto. Esta es tu promesa.

El final no es importante. Tu protagonista puede salir del país acusando persecución política, o se puede quedar en la clandestinidad, prestando su imagen a un nuevo movimiento anti golpista que busca desenmascarar a los verdaderos responsables del atentado a la torre Titanium. No hay manera en que tu protagonista pueda limpiar su imagen, no con el aparato gubernamental manipulando los medios de comunicación. Debes eliminar esa opción, aunque tu protagonista sueñe con ella algunos días.

La promesa es tan grande, tan potente y compleja, que una resolución simple acabaría marchitando todas las flores que plantaste en el camino.

Otra promesa


Mismo protagonista, mismo escenario, misma promesa. Distinto desenlace. Pero esta vez, a partir de la mitad del libro, si es que sigues el modelo de los siete pasos, él decide que no quiere ser una víctima. El tipo solo dijo su opinión y por ello ahora es un prófugo catalogado de peligroso. No es justo. Entonces acude a una persona que fue víctima del golpe de Estado de 1973, para implorar por ayuda. Lo traicionan, por supuesto, y con esto descubre que el actual golpe tiene características más similares a las del atentado a las torres gemelas de lo que había pensado.

Pero tiene un As bajo la manga, grabó toda la conversación con el traidor. Este archivo de video llega a las redes sociales y se desata la tormenta, el país se vuelca contra los traidores de la Patria y las Fuerzas Armadas desautorizan al gobierno. Eventualmente, la imagen de tu protagonista es liberada de toda culpa.


Es un sistema caótico, sobre todo si requiere de muchas personas para que funcione. Entonces es posible que el auto-atentado caiga por sí mismo y se revele la verdad sin que tu protagonista haya logrado nada en el proceso. ¿Cierto? Pues esa sería una resolución burda y pobre. Si tu protagonista no influyó en ese resultado, entonces no pienses en usarlo.

Otra promesa


Mismo protagonista, mismo escenario, misma promesa. Distinto desenlace. No pasan dos horas desde que publicó ese comentario en las redes sociales, cuando llegan fuerzas especiales de Carabineros y lo detienen. Tu historia ahora es acerca del juicio y la ley anti terrorista aplicada con toda su patraña. Puedes usar el ejemplo del «caso bombas» para nutrir tu historia con paralelismos realistas, la desestimación de pruebas irrelevantes y otras circunstanciales o dudosas. Y en paralelo, el auto-golpe destruyéndose por su propio peso, mientras el caso de tu protagonista es primera plana todos los días.

La conclusión


En los tres casos, la promesa es la misma. Pero en cada uno, el camino que eliges para contar esa historia te obliga a concluir de una manera determinada, respondiendo a la promesa con el mayor dramatismo y técnica a la que puedas echar mano.

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