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19/11/17

Las sensaciones se muestran, no se dicen



El concepto "show, don't tell" suena un poco trillado. "Muestra, no digas" se repite en cada curso, taller, workshop y libro de no ficción relacionado con la escritura creativa al que he podido acceder.

En pocas palabras, "show, don't tell" se traduce mejor como "muestra con descripción lo que está ocuriendo a tu protagonista (PdV), en vez de decrilo al lector en pocas palabras".

Este concepto nace con el cine mudo. Las películas debían mostrar mediante imágenes y composición fotográfica lo que sentían los personajes. Y había que evitar en la medida de lo posible el texto.

A medida que el lenguaje audiovisual se convirtió en el punto de partida para contar y consumir historias (a diferencia de los siglos anteriores en los que la palabra escrita y el relato oral eran primordiales), esta idea de "mostrar" en vez de "decir" se volvió la moda. Y lxs conadores de historias lo asumieron como algo natural.

Lo dicho:
Carolina está feliz.

Debemos ser capaces de mostrar que el personaje Punto de Vista (PdV) está feliz, describiendo con sus gestos, sensaciones, actitudes, pensamientos y acciones, incluso con una descripción del ambiente; mostrar eso es más inmersivo, más "literario", que sencillamente decir que el personaje "está feliz".

Es un consejo útil. Los grandes narradores de nuestra época lo saben y lo usan de forma natural cuando escriben. ¿Pero cómo se logra este nivel de profundidad? Sin tener que repasar los borradores de un texto una y otra vez en busca de elementos "dichos" que se puedan poder "mostrar".

Las sensaciones se muestran, no se dicen


Es el primer acercamiento a este método de escritura. ¿Cómo se siente el personaje PdV? Cada acción y reacción del personaje PdV está acompañada de sensaciones y sentimientos. Las sensaciones se muestran, y los sentimientos se explican.

Lo mostrado:
Carolina avanza dando saltitos por el pasaje ajetreado del centro financiero. Tiene una sonriza enorme y esto pone en guardia a quienes se cruzan en su camino. Entonces ve a Anton, su colega guapo de traje caro que siempre huele bien. Él avanza absorto en la lectura de su smartphone. Carolina se acerca sigilosa y lo atrapa por la cintura. Aprovecha esos escasos segundos para impregnarse con el perfume ostentoso de Anton, mientras el pobre tipo chilla horrorizado.
Por supuesto que el contexto y la acción dan más profundidad a esta escena que antes era solo una explicación sin cuerpo.

A veces se puede "decir" sin "mostrar"


No es obligatorio mostrar todo en todo momento de un relato. Hay escenas en las que necesitamos que el ritmo se sienta rápido, que una página diga mucho en poco texto. Y eso solamente se logra mostrando menos.

Controlar el ritmo del relato es otra técnica difícil, que se adquiere con mucha práctica, escribiendo y luego editando consciente de lo que se quiere lograr en una determinada escena.

A mayor descripción de un “algo”, éste es más concreto. No es lo mismo “la chica guapa de cabello dorado” que “la rubia de veintitantos de jeanns ajustados, camisa semi transparente, lentes de marco grueso y pañuelo de seda anudado al cuello”; la descripción abstracta dice algo genérico del personaje y deja que el lector imagine todo, mientras que la descripción concreta muestra mucho más del personaje y deja menos para la imaginación.
Extracto de artículo "Escribir terror en el siglo XXI".
Todo está en el objetivo de la escena.

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