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24/2/13

Descubriendo un estilo literario propio



Esto, amigos míos, es trabajo para toda la vida.

El estilo literario de cada autor se forja a partir de sus lecturas, sus aprendizajes y conversaciones cotidianas, los conflictos que debe sortear cada día y muchos factores más, algunos de índole inconsciente incluso. La mayoría vienen de nuestra infancia, de las costumbres y modismos del lenguaje de nuestras familias.

Es un sistema caótico que cambia, modifica nuestra conducta, cambia la manera en que vemos las cosas. Y esto afecta también la manera en que escribimos.

Leo unos cuentos míos de hace veinte años, y si bien eran desastrosos a nivel de la historia, eran espectaculares en su prosa. Con el paso de los años y mientras me formé como periodista, esa prosa bella se degradó y se volvió mecánica. Y me pasé la última década tratando de recobrar aquello que perdí. De paso encontré un estilo literario diferente, y lo estoy nutriendo, guiando, para que no se pierda otra vez. No es el mismo, tampoco es mejor. Simplemente es distinto.

Hay libros que compré y leí porque me gusta la manera en que escribe el autor. Por ejemplo China Miéville, la historia de The City & The City me cautivó y partí a conseguir más de sus libros. Leí Railsea y me enamoré de la simpleza de la historia, derivada de Moby Dick, pero en un contexto sorprendente y con un estilo del relato fascinante. Así que conseguí Kraken, lo leí, y lo odié, llegué a la mitad  no seguí. El estilo del relato me desagradó desde el principio, es casi como si lo hubiera escrito una persona distinta.

Un autor como Miéville puede experimentar con su estilo literario y hacer locuras si quiere, porque sus historias son entretenidas, de eso no me quejo. Pero los lectores que somos seguidores de un estilo literario, de una manera particular de contar las historias, de verdad seguimos al autor que tiene una cierta constancia a lo largo del tiempo, con cambios sutiles propios de la evolución de todo ser humano.  Pero Miéville cambia su estilo de un libro al siguiente.

Cuando leí The Lord of the Rings por primera vez, me encantó, amé la historia y hasta intenté escribir algunas derivadas épicas poco exitosas. En mi segunda lectura, el libro me entretuvo, pero me salté las canciones. A la tercera, me salté también las partes aburridas... lo que redujo mi lectura a un tercio. Y al cuarto intento no pude leer, porque me aburrió el estilo anticuado. No pude, lo lamento. Mantengo el recuerdo de esa primera lectura y lo mucho que disfruté cada página.

Estilos hay tantos como hay gente que escribe. Algunos en su afán de escribir como su autor favorito, cometen errores que su autor favorito no comete, y eso que escribieron con tanto amor acaba en un desastre. Mi opinión al respecto de los estilos es que trates de reconocer ese común denominador en tu escritura, y que lo atesores, lo nutras y lo hagas crecer.

No te esfuerces en crear un estilo majestuoso que le guste a todo el mundo. Nada de lo que escribas le gustará a todo el mundo. Enfócate en escribir esa historia que quieres contar, solo escríbela sin detenerte a pensar en detalles estilísticos, y cuando la termines, edítala para que se note ese estilo que tienes claro en tu mente. Una parte importante de ese estilo ya estará clara en lo que escribiste, ahora solo tienes que afinar el instrumento.


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